jueves, 21 de junio de 2012

poemas encantadores..

Simpático barrigón

El barrigón simpático, morado o anaranjado,
con sus pasitos cortos
y aquella risotada tan contagiosa,
ha llegado hasta aquí
para iniciarnos en el mundo
de los que no paran de hablar de sí mismos.

Y dice que todos están locos menos él.
Y tráiganle una gaseosa porque necesita combustible.
Y tráiganle su máquina procesadora.
Y tráiganle su aspiradora eléctrica.
Y tráiganle también una tijera,
porque necesita cortar a otros muñecos
en tiritas bien menudas.

El barrigón simpático se mima el bigote
mientras busca un cinturón más grande
en los almacenes de ropa usada.
Y te puya con un tornillo
si te encuentra desprevenido en la avenida,
con sus pasitos cortos
y aquella risotada tan contagiosa.

El barrigón simpático no se cansa de vociferar
en su despacho y en los ascensores,
en las ferias del libro y en las taquillas de pago,
en el salón del manicurista y en las cantinas,
en los aeropuertos o en el funeral del último poeta.

Morado o anaranjado, con sus pasitos cortos
y aquella cabezota de fieltro que lo está asfixiando,
se agita como una coctelera
cuando no tiene suficientes aplausos.

Morado o anaranjado, sudando goterones de nicotina,
con la cornucopia alzada y aquel séquito
de admiradores que gritan: ¡que viva el barrigón simpático!
¡que viva el barrigón simpático!

Luis Enrique Belmonte.




Barquitos de papel

El intento de justificar naufragios mediante la filosofía
es un consuelo equívoco;
archivar el fracaso
ver qué opinan Platón o Schopenhauer,
rastrear esbozos biográficos
de artistas impares
para comprobar sus angustias
y decirnos:
a Tchaikovsky también le pasó...
Nada de eso sirve,
en la noche del ateísmo fatigado
sabemos que no somos ellos,
que no tenemos nada en común
excepto ese fracaso
tan impersonal
como la fauna
de un quirófano.


Leandro Alva.


p.p.t.
miles de sonrisas negras
solo para ti.. muah!